Entrar al viejo club de jazz es deslizarse por un velo de sombras, donde cada escalón es un latido y cada nota, un susurro de otro tiempo. El humo dibuja espirales en el aire denso, trenzándose con el perfume de ginebra. Las luces titilan sobre mesas cubiertas de copas, donde las risas flotan como las burbujas del espumoso. Y en el rincón, un coro, un piano, una batería y un contrabajo…
Así se presentó Musicalia el pasado 25 de octubre en el Centro de Artes Escénicas Jorge Manrique de Paredes de Nava, con el espectáculo Jumblin Jazz, una propuesta envolvente que transportó al público a la atmósfera íntima y vibrante de los clubes de jazz de antaño.
El repertorio fue un mosaico de estilos y emociones, desde clásicos como Night & Day, Blue Moon o I Got Rhythm, hasta piezas populares como Tell My Ma, Waltzing Matilda o I’m a Train. No faltaron momentos de delicadeza con Scarborough Fair y Kultani, ni el dinamismo coral de Sing Sing y The House of the rising sun . Como propinas, el público disfrutó de Macarenita, una segunda interpretación de Scarborough, y el broche final con El Papudo, canción tradicional de Paredes de Nava que despertó una ovación cálida y emocionada.
La colaboración con músicos en directo —Aitor Cano al piano, Guillaume Deplus al contrabajo y Carlos Rodríguez en la batería— añadió profundidad y autenticidad al espectáculo, y el trabajo técnico fue impecable, con un sonido envolvente que acompañó cada matiz vocal. El auditorio, magnífico en acústica y ambiente, acogió con entusiasmo cada pieza, regalando al grupo una noche inolvidable.
Fue un concierto del que salimos todos y todas muy satisfechos, con la sensación de haber compartido algo especial, auténtico y lleno de vida.
Por supuesto agradecer al Ayuntamiento de Paredes de Nava y al Centro de Artes Escénicas Jorge Manrique de Paredes de Nava por acogernos y compartir este agradable evento.



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